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Erwin Sperisen: ¿Se hará Justicia?
Fecha de Publicación: 19/03/2018
Tema: Justicia
Con dos condenas a prisión de por vida, declaradas arbitrarias y habiendo violado mi derecho a presunción de inocencia, el próximo 16 de abril se inicia el tercer juicio en mi contra, luego de 5 años de aislamiento total en prisión preventiva y 6 meses en libertad condicional.
A un mes de volver a enfrentarme por tercera vez al sistema de justicia de Ginebra; quiero hacer unas reflexiones:
Me presentaré el 16 de abril en el mismo salón en donde ya, en dos oportunidades, se me ha condenado a pasar en prisión de por vida, sin ninguna prueba para justificar esta condena sino solamente por decisión arbitraria de los juzgadores.
La primera vez, tuvieron que inventar una historia, sacándola del aire para justificar la condena.
La segunda vez declararon culpable a alguien sin juzgarlo. Él había sido juzgado y declarado inocente en otro país, por otros jueces, por el mismo caso, años atrás. Fue como sentar jurisprudencia al revés. Lo hicieron para perjudicarme.
Hubo evidencia abundante del uso de testigos falsos, bajo paga. Se demostró plena y detalladamente esa práctica indigna, deshonrosa, impropia de Derecho. Los juzgadores en vez de sancionarla, prefirieron ver hacia otro lado.
Incluso no quisieron reconocer que la acusación adhesiva de una señora guatemalteca quien declaró en sus propios términos, que no tenía idea de que ella tuviera abogados en Ginebra representándola. Que ella no tenía una demanda en contra mía. Que no me culpaba de ningún acto en contra suya o de sus familiares. Pero esto no fue suficiente para los juzgadores ¿Habría algo que les hubiera hecho cambiar?
Debo resaltar un asunto importante: En Ginebra existe una oenegé fundada por un exFiscal General que se promociona diciendo que lucha contra la impunidad. Fue esa la Asociación que presentó un testigo falso, quien fue la excusa para justificar mi encarcelación. Además, el fiscal que lleva mi caso es hijo de este exFiscal General de Ginebra y, por añadidura, colabora con la oenegé de su padre.
Adicionalmente, los abogados de la parte acusadora así como 4 de los 7 jueces que me condenaron son miembros o donantes de la misma. Por si fuera poco, la juez que me condenó hizo sus prácticas en el bufete del padre del fiscal que lleva mi caso. Eso no es todo, tanto la juez como uno de los abogados de la acusación son miembros de la Comisión de supervisión de las actuaciones de los abogados. Ambos tienen el cargo de vicepresidente de esa comisión. De tal manera que, si se denunciaran ilegalidades en sus procedimientos, son ellos mismos quienes resolverían.
Son todos lobos de la misma loma... y yo estoy en el centro.
Pues así me presento a este tercer juicio con la misma juez que me condenó ya en una oportunidad de forma arbitraria, lo que no es opinión mía. Así lo declaró el Tribunal Federal que botó el caso y declaró que se había violado mi derecho a un juicio justo. La juez y el fiscal son compañeros en actividades extra curriculares (ambos son miembros de una escuela de arte). Ellos no admiten que haya conflicto de intereses, por más evidente que este sea. Por lo contario, se mofan de países como Guatemala, diciendo que tienen sistemas de justicia bananera.
Es fácil criticar, ver la paja del ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Pero los ginebrinos empiezan a preguntarse qué es todo este entramado que está empezando a salir a luz con este caso y que además les está costando miles de dólares a los ciudadanos que pagan los impuestos. Dinero que estos grupos se están repartiendo entre sí y que, además, se premian los unos a los otros con reconocimientos por su labor. Un trabajo que ahora está siendo seriamente cuestionado.