Argumentum
CobardÃa
Fecha de Publicación: 10/03/2018
Tema: Valores
Que no nos llamen la generación de los cobardes
“De un valiente se cuenta una historia, de un cobarde, una calamidad.” Constanza Ambiado Cortés
La prudencia desmedida no es una virtud, sino un gran defecto. La cobardía, es un vicio que proviene de la degeneración de la prudencia. El miedo anula nuestro valor para encarar las consecuencias. Por miedo podemos volvernos traidores y despreciables. Hay diferentes formas de ser cobarde: se puede ser cobarde por miedo a perder nuestros privilegios, nuestra fortuna, nuestra comodidad o por temor de ir a la cárcel. Este es un listado de diferentes tipos de cobardía:
Cobardía por omisión de responsabilidad. Por no morir un día, morimos muchas veces.
¿Cómo asumir un papel político en nuestro país?
No existe, ni existirá un mesías político que nos salve. Lo que necesitamos es cambiar el sistema. Tenemos que hacer una oposición política basada en principios de subsidiaridad del Estado. Crear instituciones útiles para la participación de la ciudadanía.
Iván Velásquez y Thelma Aldana son inescrupulosos y usan la ley a su antojo. Han montado un teatro donde se presentan como falsos mesías y lo peor es que ¡les creen! Se harán famosos por aparecer en los medios y por reunir crédulos. Seguirán siendo subvencionados por la ONU. Los seguidores del Foro de Sao Pablo subirán al poder y echarán a los que no sirvan de su lado. Pero si llegan, será responsabilidad nuestra por creer que los falsos mesías salvarán al país.
Cobardía por exposición de debilidades. El miedo a exponer un negro secreto, nos puede llevar a cometer locuras y buscar protección a toda costa.
Los seres humanos no somos infalibles. La participación en la vida pública requiere pulcritud y alejamiento de nuestra familia. Si el escrutinio público nos puede señalar algún vicio, defecto o acto corrupto, entonces buscaremos la protección de cualquier forma, bajo cualquier ley y a cualquier costo. Si somos sujetos o esclavos de algún superior, exceso o descarrío, no podremos exponernos a la lucha pública. Por esa razón, debemos solo estar sujetos a una limpia conciencia y al marco legal.
En una república como la nuestra, sólo los hombres libres y capaces, con un patrimonio limpio, nos deben gobernar. Como se ha demostrado, la democracia tiene sus fallos y el poder de las masas es acéfalo y violento.
Cobardía en la violencia. Pega y luego esconde la mano.
La violencia nunca se justifica, quien usa la violencia, es el que carece de argumentos. La cobardía es no razonar y usar la violencia en cambio, para agilizar la transacción sin negociar. Es cobarde un acto terrorista y un asesinato. Es cobardía invadir una propiedad privada, intimidar y coaccionar la libre expresión.
Y cuando la cobardía llega a los extremos, se apropia de la libertad o de las vidas ajenas. Violencia y cobardía también existen cuando se va a manifestar a gritos y se pasa destruyendo la propiedad, se bloquea el trabajo, el comercio y se interrumpe el paso, sin importar causar la muerte de personas adultas y aun de niños.
Es cobardía intervenir en un Estado independiente, contra los acuerdos de Viena, como lo está haciendo la CICIG. En Guatemala no se puede escribir sin sufrir acoso e intimidación. Los escritores que opinamos contra la CICIG, contra la izquierda, y contra los desmanes que se producen en la Corte de Constitucionalidad, diariamente somos atacados y sometidos a intimidación de todo tipo; especialmente ataques cibernéticos. Tan cobardes son los que agreden físicamente, como quienes lo hacen de forma pasivo-agresiva.
La violencia pasiva-agresiva puede volverse explosiva. Los cobardes se vuelcan sobre personas inocentes: ante estudiantes en una escuela, ante un policía, en el tráfico, en un restaurante el domingo, en el supermercado o en el parqueo de un centro comercial. Este tipo de violencia ha llegado a niveles jamás imaginados en nuestro país y en todo el mundo. No es responsabilidad de nadie más que de quien se deja llevar por sus impulsos. Pero debemos frenarla. Es una de las causas más terribles de terrorismo. Por ello, nuestro ejército es necesario. Es nuestra defensa legal.
Cobardía del grupo social. El cobarde es quien se esconde detrás de un grupo porque no puede enfrentar las consecuencias solo.
Los cobardes actúan sin asumir la responsabilidad individual. Las turbas se conducen como un cuerpo sin cabeza. Otras versiones conocidas son los grupos extremistas, frentes populares, moralistas, bulíes, mareros y terroristas.
Hay cobardes desadaptados, cuya patología es atacar a indefensos, escondiéndose tras las masas, porque sus debilidades no les permiten salir adelante solos. Los terroristas, por ejemplo, culpan a un Estado enemigo, pero a quien agreden es a civiles inocentes. Les falta liderazgo y popularidad, por lo que toman por la fuerza el poder. Destruyen los procesos legales, confunden a la población, actúan contra la democracia, actúan de mala fe, usan el terror para intimidar, acostumbran emplear la violencia en la lucha política y van contra el orden público.
También existe el terrorismo de los organismos públicos, que someten a las empresas privadas a regímenes de terror. Empresas que según una ley, son extorsionadas día a día por el gobierno. Pero cuyos empleados son perseguidos y encarcelados por la CICIG. Los regímenes totalitarios son típicos en Cuba, Venezuela y Corea del Norte.
Valentía por fuerza de voluntad. El valiente no es quien carece de miedo, sino el que lo enfrenta.
Guatemala necesita personas que le ganen al miedo y asuman su responsabilidad y sus consecuencias. Necesita personas con valentía que hagan grandes actos patrióticos y pequeñas acciones cotidianas. Guatemala necesita valentía para llevar a cabo una Nación Unida, Libre y Soberana. No dejemos que venga alguien a destruirla, desunirla y fraccionarla. Todos los días podemos hacer un poco de esfuerzo por ganarle al miedo. Debiéramos luchar unidos por nuestra soberanía. La izquierda se empeña por dividir al sector privado para que no opinemos igual. Ojalá los del sector privado abran los ojos y no caigamos como tontos latinoamericanos en los casos que la historia nos puede contar: Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, etc. El valiente se expone al peligro por un bien mayor. O ¿Nos van a llamar la generación de los cobardes?
“Más vale pelear como un león un día, que vivir toda la vida como un esclavo” Malala