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Argumentum

El Paraíso Perdido
Fecha de Publicación: 27/09/2017
Tema: Política
El Paraíso Perdido, es una obra clásica de la literatura occidental, cuyo tema aparentemente espiritual es en realidad un drama político. Fue escrita por el inglés John Milton, en 1667 cuando, acosado por sus enemigos había quedado ciego y se encontraba viejo y empobrecido. Los versos venían a su mente durante la noche y la madrugada. Tenía que memorizarlos para dictarlos a un escribiente durante el día. Su obra fue realizada heroicamente y hasta hoy es una lección de libre albedrío que sigue vigente.

La obra comienza en el Infierno, un lugar donde las almas arden en tormento, esclavas de Satanás, el Maligno. Allí reina el caos, el odio y la venganza. El Infierno simboliza un país que se sumerge en la ingobernabilidad, como la Guatemala de hoy, habitada por mafiosos, cobardes y corruptos. Pero sobre todo, porque reina un personaje maligno, carismático y persuasivo que antes de ser expulsado del Paraíso, por desatar una rebelión, fue considerado ángel.
Satanás creyó que podía derrocar al mismo Jefe y apoderarse del Cielo. Argumentaba que éste era un reino injusto, porque los ángeles siempre estaban al servicio del Creador, y los seres humanos gozaban de libertad a pesar de ser pecadores. En la lucha por el Paraíso, fue derrotado por el Arcángel Miguel. Finalmente Dios le arrancó las alas y lo expulsó al Infierno. Por ello su alma se quema allí, dolorosa y eternamente. Satán ha dicho con amargura: “Mejor reinar en el Infierno que servir en el Cielo”.
Desde entonces, su objetivo ha sido entrampar al ser humano, acosarlo y privarlo de su libertad de elegir. Satanás se inmiscuye en el Paraíso para crear división y conflicto entre los mortales. Busca ganar esclavos para su reino totalitario.

Guatemala fue alguna vez un Paraíso, pero a raíz de la intromisión de los Acuerdos de Paz, tuvimos que abandonarlo. Se acabó el orden y la soberanía. Teníamos problemas económicos y sociales, pero no conocíamos la verdadera falta de gobernabilidad.
Satanás estaba desterrado en el Infierno. Se filtró por una grieta en la cabeza de un insensato y vino a sembrar desorden y disgregación. La inocencia por un lado y la pasión por la paz por otro, triunfaron sobre la razón y consiguió dar a luz unos Acuerdos de Paz que inclinaban la balanza hacia un lado, asegurando que habríadiscordia. Esa primera artimaña suya debió ser suficiente pero una nueva maquinación esperaba a Guatemala. Encontró que además de la Paz los guatemaltecos ansiaban justicia y creó una quimera: la CICIG.
Estas dos manzanas podridas se hicieron contra toda la capacidad de elección del ciudadano. Fueron estrategias políticas hechas por dos gobiernos diferentes ¿Qué tuvieron en común? ¿Sería el mismo pensamiento político de corte totalitario? Ambas medidas se tomaron sin un voto democrático que las respaldara. La primera sin respetar el adverso resultado de la consulta popular. La segunda sin siquiera consultar a la nación sobre lo que vendría a causar este caos de hoy. Ambos gobiernos actuaron como si los ciudadanos fuésemos autómatas sin voluntad propia, sin capacidad para pensar o elegir. Su estrategia, anula el libre albedrío, derecho divino del ser humano.
Satán, con sus agendas ocultas, sedujo a sus admiradores masculinos y con mañas de demonio, nos impuso los falsos Acuerdos de Paz, la CICIG y a Iván Velásquez. La CICIG y Satanás acusan a una persona y la señalan como culpable, antes de llevarle a juicio. En nombre de la justicia anulan todos los derechos humanos; pero sin derechos humanos que salvaguardar no puede haber justicia.

Dios, el Jefe de todas las cosas, Cielo, Tierra, Paraíso e Infierno, posee todos los derechos sobre la Creación. Por ende, en una disputa moral siempre gana. En la obra de Milton, Dios posee un carácter muy firme. Es omnipotente, no puede ser derrocado por nadie. No le gustan el desorden, la confusión, los maliciosos, ni los revoltosos. Es muy claro y no se anda con dobleces. Es fácil para perdonar pero impone su voluntad.
En El paraíso perdido, como Dios actúa por amor y porque es bueno, brinda libertad al ser humano, pero la limita con un Celestial Estado de Derecho. Las leyes deben ser pocas, categóricas, fáciles de sancionar y entre menos son, menos permiten su corrupción. Dios es un gobierno con un solo órgano judicial, que es Dios Padre. No hay otro juez más justo que Dios Padre, de Él es de donde viene la verdadera justicia.

El Arcángel Miguel, general de las milicias celestiales, encargado de mantener la paz en el Paraíso, mantiene el orden y expulsa a los demonios del Paraíso. En una mano tiene la espada de la ley y en la otra el escudo de la fuerza. El gobierno, en analogía con la obra, es este arcángel que puede llegar a ser odioso, pero es el que posee todos los derechos para mantener el orden y la ley.
El Presidente Jimmy Morales debe asumir el liderazgo con toda la responsabilidad. Tendrá que ser fuerte y quizás llegar a ser fastidioso, pero firme. No puede ceder porque Satanás no puede ganar y no puede derrocarlo. Jimmy debe cortar las alas a Satanás.

Finalmente, en El paraíso perdido, Adán y Eva representan a la humanidad. Ellos son como todos nosotros, los comunes mortales, que fuimos creados por Dios, a su imagen y semejanza y por ende, poseemos libre albedrío. Somos inteligentes pero débiles de carácter, sobre todo ante la presión de otros y cuando alguien nos siembra la duda. Adán representa la razón y Eva la pasión, dualidad que lucha dentro del ser humano. Por supuesto, la elección entre la razón o la pasión, marcará nuestro destino.
La libertad de elegir es tan apreciada que se considera un derecho divino. Poder elegir nuestro destino es una facultad tan valiosa que perderla equivale a perder el Paraíso. No podemos permitir que alguien nos quite ese derecho porque sería por pura maldad y por envidia. No importa qué destino elijamos, debemos poder elegirlo libremente.
Nadie tiene derecho de arrebatarnos el poder decidir lo que queremos. Hay que luchar por conservar esta libertad a toda costa si deseamos vivir como seres libres. No debemos olvidar que nosotros los guatemaltecos votamos, haciendo uso de nuestro libre albedrío, y la mayoría lo hizo por Jimmy Morales y así lo convertimos en Presidente.
Lo pusimos en el gobierno por voluntad popular. Debemos honrar aquella decisión. Nuestro libre albedrío debe ser responsable y asumir responsabilidad por sus decisiones, respetándolas y haciéndolas respetar. Morales debe mantenerse en su puesto. No queremos romper las estructuras políticas porque no queremos que venga un grupo oportunista a gobernarnos sin haberlo elegido. No queremos que un Satanás nos prive de nuestra libertad de elegir.
Entre Jimmy e Iván, prefiero a Jimmy, porque voté por él, porque me impusieron a la CICIG, porque no fui consultada acerca de Iván. Porque detesto las imposiciones, porque desde lo más profundo de mi intimidad, declaro persona non grata a Iván Velásquez y pido que se vaya de Guatemala.