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Lectura Recomendada

Gonzalo Palarea: Elegía a Paul
Fecha de Publicación: 24/04/2016
Tema: Piel adentro
 
John Paul Dougherty Argüello (autor de Caleidoscopio), falleció el 10 de abril de 2016. Durante la misa de cuerpo presente, celebrada en la Iglesia San Ignacio de Loyola el martes 12, Gonzalo Palarea, uno de sus mejores amigos, a solicitud de sus hijas, pronunció la elegía a Paul. Para los presentes, que fuera Gonzalo quien lo hiciera, tuvo un significado especial porque se trata de una persona que evita figurar, como si sus dotes personales, que son muy grandes, ofendieran a su modestia, que también lo es. Este es el texto de la elegía.
 
El hombre que acuñó la frase “Dicen que los hombres no deben llorar”, no debe haber tenido buenos sentimientos. No me avergüenzo al contar que he llorado muchas veces: cuando fallecieron mis padres, cuando falleció cada uno de mis tres hermanos, cuando falleció mi suegra y recientemente en varias ocasiones, debido al estado de salud de mi esposa.

Pero había dejado de llorar hace varios meses porque, aunque me sintiera muy triste, no me salían lágrimas; allí estaba latente el llanto pero sin lágrimas ya que, según yo, se me habían secado. Sin embargo, el pasado domingo (10 de abril de 2016) por la mañana, cuando Orlando me dio la tristísima noticia del fallecimiento de nuestro amigo y hermano Paul, volví a sentir que las lágrimas corrían por mis mejillas sin poder controlarlas. No podía creer que Paul, nuestro queridísimo miembro del grupo formado por seis muchachos desde hace más de 60 años, nos estaba dejando.

Cuando Paul vino a Guatemala el 9 de abril de 1957 tenía 21 años y las hijas del embajador de Argentina hablaron con dos miembros de nuestro grupo para que lo recibiéramos y lo introdujéramos a la sociedad guatemalteca, lo cual hicimos. Nuestro grupo estaba formado por Orlando y Mario Schoenstedt, Ramiro Alfaro, Rodolfo (Fito) Rosenberg, Mauricio Laporte y quien esto escribe.

Mauricio dejó el grupo al irse a vivir a Estados Unidos hace muchos años y quedó entonces como grupo de seis incluyendo a Paul, aunque siempre bromeábamos con él en que había sido aceptado en forma “provisional” sujeto a que demostrara tener una serie de cualidades que exigíamos de los miembros del grupo. La aceptación “provisional” se convirtió en definitiva el primero de marzo de 2012 (aunque ya lo era de hecho) cuando Paul cumplió 76 años y le entregamos un diploma de reconocimiento y aceptación que atestiguaba ese momento.

De más está decir que esto fue parte de una broma ya que, en nuestro interior, los otros cinco miembros del grupo habíamos aceptado a Paul desde el principio dadas sus altas cualidades morales, su caballerosidad, su simpatía, su amplio sentido del humor, su gran sentido de la amistad incondicional y, por eso nuestras respectivas familias se sentían también unidas en este sentimiento común. Siempre bromeábamos con Paul diciéndole que aprendiera a hablar bien el español con acento guatemalteco, lo cual no logramos y él trataba de enseñarnos a pronunciar las palabras al estilo argentino, lo cual tampoco logró pero aun así siempre nos entendimos a la perfección.

Quiero referirme a la costumbre adquirida por nuestro grupo desde hace muchos años de reunirnos a cenar generalmente el tercer lunes de cada mes. Esta ha sido una fecha que esperamos con especial entusiasmo y las reuniones han transcurrido en una forma muy cordial. Nunca ha habido disgustos entre nosotros y siempre se comentan recuerdos que son abundantes por el tiempo transcurrido desde que nos conocimos. Por eso me referí anteriormente a Paul como nuestro queridísimo amigo y hermano. Hay quienes opinan que la amistad tiene un valor que es muchas veces superior a los lazos entre hermanos, ya que los hermanos ya están allí por razones de sangre pero a los amigos uno los escoge y qué mejor si los considera también hermanos. Este es el caso de los miembros de nuestro grupo.

Querido Paul: en nombre de los miembros de nuestro grupo especial, extiendo una vez más a tu querida familia nuestro más sentido pésame por esta irreparable pérdida. Nos vas a hacer una falta enorme pero siempre estarás entre nosotros en una forma espiritual. Muchas gracias por tantos años de una linda amistad. Que descanses en paz.