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Invitado de honor

Claudia Murga: Para detectar información falsa
Fecha de Publicación: 06/10/2015
Tema: Prensa

Claudia María Murga Arroyave, tiene un postgrado en Derecho Comercial Internacional por The University Institute of European Studies, de Turin, Italia. Hizo un Master of Laws (LLM) in International and Comparative Law en Tulane University de New Orleans. Se graduó como Abogado y Notario en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala.

 

Me gusta seguir las noticias que comparten mis amigos de Facebook, es una forma de leer y conocer formas de pensar diferentes o de ponerme al día con noticias. Pero también me he dado cuenta que los medios sociales proveen mucha desinformación. He sido víctima de esa desinformación en el sentido de creer una nota, alarmarme, darla por cierta y presionar “compartir”.

 

En algunos casos no pasa nada, excepto por un rato de vergüenza por haberla creído y peor aún, por haberla divulgado. En otros casos las noticias contienen nombres y apellidos de personas y cuando uno las comparte, puede estar contribuyendo a difamarlas, a causarles daño. Una vez se divulga algo que no es cierto, es muy difícil enmendar la reputación dañada.

 

No quiero precisar el artículo que me hizo reaccionar, razonar al respecto y que me llevó escribir este documento. No quiero darle más importancia, porque afectó a una amiga. Sentí coraje al verlo compartido. Pienso que la persona que me lo copió, probablemente tomó la noticia por cierta y la divulgó sin intención de dañar a nadie… pero lo hizo.

 

Al leer la nota a que me refiero, y otras parecidas, encuentro varios elementos que ponen en evidencia su falsedad y que son los mismos que se repiten en casi todas esas noticias difamadoras o alarmistas. Mi intención es identificar esos elementos y comentarlos. Los componentes más evidentes para decidir acerca de la veracidad o falsedad de tales artículos, son los siguientes:

 

La fuente original del artículo: Creo que este es el criterio más importante. ¿Quién es la persona (o entidad) responsable por el artículo? Nombre y dirección. No es lo mismo leer una nota de El País, el WSJ, o El Peladero, que un anónimo. Los artículos de fuente conocida se hacen acreedores del grado de confianza que uno otorgue al medio donde fueron publicados, aun cuando uno no conozca al autor. Cuando el escritor actúa desde el anonimato, lo protege el prestigio del medio y el temor que este pueda tener de perderlo.

 

Las páginas en la Internet. Hay que tener presente que cualquiera puede levantar una página de internet con apariencia de legitimidad y en realidad tener fines ocultos. En la página, el autor puede inventar lo que quiera. Es muy importante identificar la fuente original. Si no aparece o no sabemos quién es, porque cualquiera también puede inventarse un nombre, es mejor no compartir el documento.

 

Los artículos de opinión. Por lo general estos ofrecen el punto de vista del autor sobre un hecho conocido o un personaje y no incluyen información puntual nueva. La credibilidad de su contenido está más en el grado de acuerdo que uno tenga con el columnista. Es como cuando conversamos con otra persona, uno puede compartir o no su opinión, si la comparte hará suyos algunos razonamientos. De lo contrario los refutará, fortaleciendo los propios. Prevalecerá el respeto al derecho a opinar del otro, al tiempo que justificará nuestra exigencia de respeto al nuestro.

 

Faltas de Ortografía: Si la nota tiene faltas de ortografía, esto indica que quien la redactó carece de la educación básica para publicar lo que escribe, que no dedicó esfuerzo suficiente a la nota o que no se tomó la molestia de acudir a otro para pedir una revisión editorial seria. Cualquiera de esas posibilidades o una mezcla de ellas, compromete la solvencia moral del autor para compartir su escrito.

 

Información incompleta: Me refiero al uso exagerado de acciones sin actor. “Se presentó una demanda”, “Se dijo en la audiencia”, “Se presentó una querella”... Debemos razonar que nada se presenta por sí, que quien presenta una demanda debe tener un nombre y apellido, que la querella viene de alguien. Ya sea de Joviel Acevedo, de Sobrevivientes, del Comité de Unidad Campesina, CUC, o de la Fundación contra el Terrorismo, si se conoce quien está defendiendo la postura, podremos conocer los intereses en juego. Si una noticia de procedimiento jurídico incluye un “se presentó” sin especificar quién o ante quién, debemos considerar que el autor no contaba con esa información y no se tomó el trabajo de buscarla o consultar a terceros que sí conocían los datos pertinentes. En consecuencia resulta altamente riesgoso confiar en el resto de la nota, incluso habría que considerar la posibilidad de que se tratara de información inventada.

 

Redacción confusa: Algunas veces, quien redacta el artículo utiliza palabras técnicas o rebuscadas, con el probable propósito de impresionar al lector, haciéndole creer que se trata de una persona con amplios conocimientos. Quien lee la nota, hasta puede pensar que es ignorante al no llegar a comprender su significado. El autor tiene éxito cuando por esa vía, el lector acepta la idea central tomándola como válida. Conviene razonar que las verdades, para serlo, deben ser claras y expuestas de manera sencilla. Si uno observa textos escritos por literatos, ensayistas o escritores eruditos, advierte que esa erudición se expresa también en su capacidad para explicar lo complejo, de manera simple y comprensible para todos. Cuando la nota es confusa, es probable que su contenido no sea verdadero o que el autor haya sido incapaz de comprender plenamente la idea que presenta y que aun así haya osado exponerla a otros.

 

Mezcla de hechos verdaderos y falsos: Esta, como la guinda del pastel, contiene algún dato verdadero, que nos hace susceptibles de creer la totalidad del texto. Podría ser que el autor, efectivamente conozca parte de los hechos que declara, pero eso no implica verdad en el resto de su informe (la declaración del señor Monzón ante el juez Gálvez el pasado lunes 5 es un buen ejemplo de lo que quiero decir). Así que, aceptar como veraz la primera parte del mensaje no debe implicar que los demás hechos también sean ciertos. Además, puede suceder que el autor deliberadamente mencione hechos aceptados como veraces por la opinión pública y agregue detalles que no lo son, involucrando a otras personas.

 

Para mí, la gran conclusión es la necesidad de leer y analizar los textos que se reciben. Hay que vigilar que los puntos anteriores sean satisfechos antes de compartir cualquier noticia. Y siempre, siempre, pero siempre, citar la fuente y si fuera posible copiar el enlace pertinente, así como ofrecer otros datos con que se cuente.

 

Para las notas en inglés, cuando se tengan dudas de autenticidad, vale la pena consultar la siguiente dirección: http://www.snopes.com/