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Argumentum

Rebelión en la Selva
Fecha de Publicación: 25/08/2015
Tema: Ficción
En el rincón más profundo del bosque húmedo, ratas, arañas, gusanos y demás sabandijas que se arrastran en la tierra, salieron de sus agujeros y se organizaron para gobernar la selva. El proyecto que realizó la araña fue tejer una red por toda la selva para atrapar animales sin que estos pudieran escapar de sus enredos. La marabunta de hormigas formó una línea para chantajear y extorsionar a cuanto animal se atravesó en su camino dejando el suelo de la selva devastado y sin recursos. Las ratas abrieron agujeros por toda la selva, cobrando rescate a los animales que se caían y se rompían las piernas. Los gusanos estaban tan abusivos que se comieron todas las hojas de los árboles, dejando completamente pelado el bosque. Lo que colmó el vaso e hizo que todos protestaran, fue que la cochinilla envenenara el charco donde todos se iban a bañar.
 
Hartos de semejante situación, los monos se alborotaron y se pusieron a gritar. Las guacamayas indignadas, volaron haciendo una manifestación de total repudio, desplegando sus voces y excelso plumaje por toda la selva. Los tecolotes muy serios opinaron que había que ser cautos con las manifestaciones sin llegar a la violencia. Las culebras de todos rincones aprovecharon la crisis y salieron a hacer proselitismo, tratando de adueñarse de la selva. Pero sobre todos, los reptiles armaron un movimiento para anular la democracia, colocarse en el poder mediante una revolución, cambiando las estructuras a su conveniencia. Los cocodrilos tomaron los ríos, los nacimientos, las fuentes y no dejaron a ningún animal acercarse a los recursos naturales. Empezaron a cobrar un impuesto por uso de los recursos, hasta que lograron su deseada revolución. Cuando gobernaron los reptiles, restringieron todo aún más. Hubo escases, hubo colas, empezó el hambre y la sed porque nadie puede vivir sin recursos.
 
 Los venados entraron en pánico y causaron una estampida hacia el exterior de la selva. Los murciélagos empezaron a salir por las noches a robar comida y tirar excrementos por toda la selva. Los jaguares, con hambre, bajaron del monte a comer por las noches a cuanto animal estaba desprevenido. Otros contrabandeaban tanta hierba del bosque que era imposible saber que animal era confiable. La selva se volvió muy peligrosa y un lugar horrible para los animales.
 
Un día inesperado, llegó el hombre. Encontró una selva abandonada y un montón de animales famélicos y desnutridos. Sintió un impulso creativo, usó su mente racional y se puso a pensar: “En este clima privilegiado donde llueve seis meses del año, donde puedes tirar una semilla y sale cualquier cosa, ¿Cómo pueden haber plantas y animales tan desmejorados o que se mueran de hambre? “
 
Entonces su razón le dijo: “Puedes crear algo que te beneficie a ti y a todos, ¡haz una empresa!”
 
Puso su mente, su cuerpo, sus recursos y sus manos a la obra. Habló con los animales y les explicó el potencial de la selva. Convencerlos de hacer una empresa, no fue nada fácil. Usó la música, usó el juego y usó la magia para hacer un equipo con los animales. Se convirtieron en empresarios, otros en inversionistas, arquitectos, diseñadores, constructores, albañiles, artistas, jardineros, arqueólogos, veterinarios, salubristas, geólogos, biólogos, zoólogos, especialistas, en fin, usó muchos artilugios para hacerlos colaborar en este proyecto.
 
Convirtió la selva en una reserva natural en medio del bosque húmedo, dejando un espacio para cada precioso ser que encontraba, cada cual tan único y valioso. Con lógica se podía apreciar que era necesario conservar su linaje y hacerlo resaltar para completar el todo. Los animales, la vegetación, combinado con la maravillosa arquitectura local, era tan pintoresco, que sólo la logística había logrado hacer funcionar un mecanismo para producir alimento para todos y ser autosuficiente. Con las entradas que se vendían a los turistas se hicieron hoteles y restaurantes y centros comerciales, donde se pudieron obtener empleos e ingresos para los nuevos habitantes.
 
Los animales se sentían más felices, útiles y productivos, comían bien, obtuvieron un espacio individual donde moverse y reproducirse. Las plantas fueron mejor distribuidas y la jardinización embelleció la selva. Todos se empezaron a preguntar entonces, ¿por qué a nosotros no se nos ocurrió esto y no lo resolvimos antes de que viniera el hombre? Uno dijo: Porque somos animales. Pero el hombre les dijo: La verdadera razón es que ya dejaron de preocuparse por el poder. Se ocuparon más por producir ingresos, no por obtener poder. No es quien manda sobre quien, sino quien es útil a quien, lo que importa. Cuando se ocupa la mente en una empresa que produce recursos, el liderazgo llega como ganancia. No es el objetivo.
 
El poder a corto plazo, no logra producir más que corrupción. Se logran nuestros objetivos, respetando el Estado de Derecho. Este debe prevalecer sobre todas las cosas, porque quien nos gobierna es la razón y esta nos diferencia de los animales de la selva.