El sábado pasado, 21 de febrero, la hija de una compañera del colegio fue asesinada al asustarse ante el ladrón que quiso robarle el carro. Salió corriendo a pedir ayuda y el ladrón le disparo. Una mujer joven de apenas 25 años, seguramente llena de vida, ilusiones y con muy buena formación no solo profesional sino que sobre todo humana.
Ayer Prensa Libre, publica otra triste noticia donde otra muchacha, estudiante de la USAC de 27 años fue muerta el mismo sábado 21 por alguien que la mandó a matar. El día martes 24 de febrero capturan al sicario que le diera muerte. Un muchacho de 18 años al que se le pagó Q2,500 quetzales. Poco vale la vida....
Me imagino que podría llenar este artículo con tan solo ir mencionando todas las muertes de ese día fatídico para las familias que perdieron lo más valioso, la vida de un ser querido.
Entre todos los pésames dados a mi compañera del colegio que se han colgado en "facebook" hay mucha solidaridad y cariño mostrado a toda la familia. Uno de los que más me ha llamado la atención es el que termina diciendo: ¿Hasta cuándo?
Viviendo con mi familia en un país de 7 millones de habitantes, donde la seguridad es extrema, donde mueren si acaso 40 personas al año de forma violenta es inconcebible y doloroso entender lo que pasa en nuestra querida Guatemala. Es por ello que después de 17 años de vivir en paz puedo decirles que toda esta pesadilla que se vive en la Tierra de la Eterna Primavera pasará a ser historia cuando por lo menos:
1. Tengamos instituciones que funcionen haciendo respetar el estado de derecho.
2. No hayan privilegios, esto es que TODOS cumplamos las leyes que nos corresponden cumplir: desde no cortar los céspedes los días domingos por el ruido que molesta al vecino en un día de descanso, por ejemplo, hasta pagar nuestros impuestos.
3. Educación obligatoria, donde no mandar al niño a la escuela hasta los 16 años se considera delito para su representante legal.
4. Se tenga soberanía y decidamos TODOS juntos qué Guatemala queremos. Dónde no nos impongan modelos ni acuerdos que no van con nuestra idiosincrasia, nuestros principios o nuestras prioridades.
5. Rechazar toda la ayuda de "los países amigos" que tarde o temprano nos pasarán la factura para que devolvamos "el favor".
6. Involucrarnos de una manera más directa en el qué hacer político. Mientras sigamos con los políticos que nos gobiernan no iremos lejos, cada día el país será más caótico. En estos tiempos no basta con sólo ser un buen estudiante, un buen trabajador, una buena ama de casa, etc. Tenemos que encontrar el tiempo para participar en actividades cívicas, tenemos que entender que se necesita un cambio, que estamos delante de una situación grave. En una crisis profunda de valores.
Seremos un poco más libres cuando entendamos esto, porque se necesitan muchos de nosotros, gente honesta, para lograr el cambio. No hay que esperar que nos sucedan tragedias para reaccionar. Empecemos denunciando las cosas que no están bien, que nos molestan. Cosas pequeñas nos llevarán a cosas grandes.
¿Hasta cuándo? La respuesta es hasta que Usted decida hacer algo más...
Así Ana Lucía y todos los hijos valiosos que nuestra Guatemala ha perdido de forma ingrata puedan realmente descansar en paz y sobre todo que su partida haya servido para hacernos entender que el cambio debe darse.
Si usted desea reenviar este artículo, al igual que con las demás publicaciones de Pi, por favor siéntase con plena libertad de hacerlo. Si desea hacer un comentario, este será bienvenido en pi.desdeafuera@gmail.com
![]() |
Isabel Morales |
Isabel tiene experiencia en los sectores público, privado y sociedad civil. Esto le ha dejado un amplio rango de conocimientos y experiencia a lo largo de más de 30 de trabaj |
Ver todos`p>