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Invitado de honor

Patricia Diéguez: Moviendo consciencias
Fecha de Publicación: 25/02/2015
Tema: Política

Confidencias de la Concejal I de la Municipalidad de La Antigua Guatemala. Lilian Patricia Diéguez  afirma: No hay porqué buscar políticos honestos, sino gente honesta que quiera hacer política. 

 

No sé si esta historia de terror la estoy viviendo porque hice muchas travesuras de niña, pero si es así, ¡que caras me salieron las travesuras! Llegué al Concejo Municipal de La Antigua Guatemala, después de ser Socorrista de la Cruz Roja, Representante Estudiantil ante Concejo Académico en la Facultad (USAC), Presidenta de Damas Rotarias, de la Federación de Gimnasia, del Concejo de Lectura de Antigua, miembro de Empresarios por la Educación y mucho más. El ejemplo de participación comunitaria lo recibí de mi papá, a quien mataron durante el conflicto armado por apoyar a la gente más necesitada. Él fue presidente de la Cruz Roja de Antigua, de la Asociación de Ciclismo, de la sociedad Bolivariana, fundador de la Liga Inter Aldeas, etcétera.

 

Cuando participé en el proceso político, lo hice para mejorar mi ciudad, pero estoy siendo realmente una víctima de mis buenas intenciones.

 

Ingenuamente, me presenté a la primera sesión del Concejo Municipal en el 2012, llevando mi currículum para proponerme para integrar la Comisión de Educción Cultura y Deporte, pero desde ese momento me di cuenta del contexto. La risa burlona de los miembros del Concejo ¡me situó en la realidad! Allí no valía una hoja de vida sino el compadrazgo.

 

Empezó una terrible lucha en la cual debía protegerme cada día de los peligros de cada palabra que emitía. Hasta ese momento, no me había dado cuenta de que quien actúa con honestidad y suficiente calidad moral, es víctima del sistema. Pero ya presentía el peligro. Medias palabras, actitudes prepotentes, despectivas y burlonas eran el denominador común en las reuniones, pero mis raíces no me dejaban claudicar.

 

Todos los acontecimientos que terminaron en la desintegración del Concejo Municipal, son de sobra conocidos. De nuevo, retomé mi sueño de una Antigua mejor y ahora, con más oportunidad, me dediqué a ilustrar a los comunitarios sobre los datos de proyectos, integración del presupuesto municipal, y acompañamiento general que incluyó incluso un diplomado en procesos de participación ciudadana en una universidad local.

 

Conforme se me permitía adentrarme en el día a día de la administración, me daba cuenta de la ineficiencia absoluta y aún de la corrupción enraizada, lo cual me parecía una película de horror.

 

Salir a la calle, ver a la gente ocupada en sus quehaceres diarios, ignorantes de la grave situación, me ha producido una mezcla de sentimientos, principalmente de preocupación.

 

Las llamadas constantes de los comunitarios con solicitudes de apoyo tan elementales que pareciera una tarea de niños, sin embargo se vuelve un calvario. Eso me ha dado la pauta de que la institución está absolutamente colapsada.

 

Me gusta llamar a las cosas por su nombre y me dediqué a exigir cumplimiento de procesos… ¡hasta me atreví a solicitar la destitución del secretario! ¡Que osadía! Pero leí en el artículo de Susana Barrios: En nuestro país, la sociedad tolera y acepta la falta de franqueza. En Guatemala, la franqueza se confunde con “conflictividad”.  Me di cuenta de que eso es absolutamente cierto.

 

Para la denominada “sociedad civil” de La Antigua Guatemala, es muy fácil atacar y destruir generalizando los señalamientos, pero irrealizable presentar denuncias donde legalmente corresponde.

 

Por mi parte, puse las denuncias correspondientes por actos de corrupción y por incumplimiento de deberes, en el Ministerio Público. Está en manos de ellos darle seguimiento a las mismas.

 

El sistema es tan corrupto, que no está hecho para la gente honesta y de buenos principios. Por eso, mi paso por la municipalidad me ha traído juicios y denuncias por parte de la Contraloría. Los montos económicos absolutamente exorbitantes y desvanecer los procesos me legales ha tomado mucho tiempo, mismo que debería ser para trabajo productivo.

 

El tema del Concejo Municipal, está peor que nunca. El Síndico II le pidió la renuncia al alcalde, alegando absoluta inoperancia. Expresé que comparto esa opinión y apelé a que en una reflexión honesta, examine sus actuaciones y valore su actuación al frente de la municipalidad.

 

De antemano, sé que no va a renunciar porque ser alcalde le representa un jugoso salario del cual no quiere prescindir. Mientras todo esto pasa, la ciudad sigue cayéndose a pedazos frente a todos.

 

En este contexto, se dio el lanzamiento de un Comité Cívico encabezado por quienes se autodenominan Sociedad Civil, quienes también, desde mi particular punto de vista, han hecho más daño que bien a la ciudad publicitando todo lo negativo pero sin usar los medios legales para encausar denuncias. Por eso estoy totalmente de acuerdo con el artículo de Susana Barrios, especialmente en estos párrafos:

 

Nada sucede porque nosotros, la sociedad que debiera juzgar, somos parte de la misma concepción. La vemos sin involucrarnos ya que tampoco la sentimos en el corazón. La vemos desde lejos.

 

Cuando los guatemaltecos reaccionamos ante la corrupción, el engaño o la mentira, sólo sucede cuando nos llega a afectar personalmente o agrede un área en la que estamos involucrados. Rara vez levantamos colectivamente nuestra protesta basados únicamente en el valor de nuestra personal honestidad.

 

Finalmente, puedo decir que es difícil tomar la decisión de abandonar la lucha, pero riesgosa la actitud de continuarla, pues se está expuesto a la descalificación, la calumnia y la mentira. Lo positivo es que se han hecho cambios que de pronto no se ven, pero que sientan la base para que se respete a la población como merece.