La primera etapa del proceso de presidir Guatemala, ya la está cumpliendo, a Dios gracias muy satisfactoriamente, nuestro nuevo y flamante presidente el médico Alejandro Giammattei, al llenarnos de esperanza y expectativas promisorias.
De hecho él pasó, de candidato a presidente electo.
Lo primero que este triunfo electoral conlleva para él, es darse cuenta que ya no tiene que hacer ofertas, sino que tiene que organizarse a cumplir con las que ya hizo y que, más importante aún que las ofertas de campaña, es hacer los cambios estructurales en las instituciones de gobierno, especialmente las manoseadas por el enemigo, de forma que pueda gobernar y trascender en la historia, como el bien dijo en su campaña, no como otro presidente sin hacer nada.
Los cambios estructurales a los que me refiero y que son parte de los mecanismos que su oposición utilizará para desestabilizarlo y hacerlo fracasar, son cambios sin los cuales no podrá gobernar y gastará sus energías en fricción,
Por ejemplo: la eliminación del engendro de la CC; la reestructuración del TSE; del MP; de la CSJ; la anulación de los partidos políticos UNE y el nefasto nido de sanguijuelas del Grupo Semilla; CODECA; Joviel Acevedo; oenegés con declarados intereses subversivos; embajadores inmiscuidos en actividades fuera de su competencia; tiene que eliminar las prerrogativas que hoy tiene el Ministerio de Educación; la que tiene el IGSS y la que tiene el Ministerio de Gobernación en materia de los centros penales.
Estos cambios deben hacerse uno por uno sin vuelta atrás y sin que se vuelvan temas de la administración del día a día. Deben hacerse por guatemaltecos probos, capaces y de los que reconocemos como notables sin la participación explícita de entidades y/o personas extranjeras.
El día a día tiene una lista de actividades interminable y para las cuales existen los burócratas y los planes de los respectivos ministros de cumplir con sus objetivos muy definidos. Estas actividades son las que yo llamo Plan de Gobierno y las actividades de día a día.
Tengo la impresión de que el Presidente Morales es un aliado ideológico y ya un experto en materia de los cambios estructurales que identificamos como necesarios para poder gobernar y estoy seguro, que si se lo solicitan, participará positivamente en apoyar los cambios.
Si mi apreciación sobre los cambios estructurales y sobre la actitud del Presidente Morales es medianamente correcta, sugeriría al doctor Giammattei acordar con el Presidente Morales iniciar con esos cambios ya, de forma que la cancha esté preparada y esté limpia de obstáculos desde el inicio, cuando tome de posesión del cargo para poder gobernar.
Qué mejor forma de aprovechar el tiempo de la transición de un gobierno al otro.
Sin estos cambios estructurales, no veo posibilidad alguna de gobernar y no quisiera ni imaginar la desilusión y apatía de la comunidad, al ver otro gobierno desgastarse en una lucha estéril y que impida progresar en materia de educación, salud y seguridad.
En contraposición veo que iniciar un gobierno con una agenda de cambios estructurales, para empezar es imposible de compaginar con la agenda de gobierno cotidiana, misma que será relegada a un segundo plano ante la importancia de la primera. Esto terminaría, muy probablemente, en otro gobierno fracasado.
Si estos cambios estructurales se hicieran ya, además del beneficio buscado con ellos y las claras señas a la oposición de por dónde irán los tiros en el nuevo gobierno, tendría las ventajas adicionales de aportar al gobierno del Presidente Morales una oportunidad de un cierre con broche de oro y al doctor Giammattei el de minimizar el costo político tan celosamente cuidado por los funcionarios en cargos públicos y de preparar su agenda de gestión con la cancha preparada.
El temor del costo político al que me refiero, lo hemos vivido en innumerables ocasiones y en diferentes funcionarios y son en la mayoría de los casos en que lo aplican, causantes de subsidios, clientelismo y populismo, por tan solo mencionar, unas cuantas consecuencia, como unos ejemplos.
Ese mismo temor del costo político es el causante de la reacción del funcionario de no hacer nada.
No es mi intención en esta oportunidad, ni el objetivo de este modesto artículo, definir lo que entiendo por gobernar, pero si puedo mencionar que el evadir la responsabilidad de gobernar propicia la gestión del enemigo, propicia el desencanto de la ciudadanía y resulta en anarquía.
Mi propuesta de se propicie colaboración entre el gobierno en funciones y el gobierno electo, se basa en que ambos representan la negación de los guatemaltecos a seguir la senda del socialismo castrista. Al igual que las anteriores elecciones, éstas dejaron muy clara la inclinación de Guatemala hacia la Democracia, la Libertad y la Propiedad Privada, por mencionar tan solo unas cuantas de las características del esquema de República que queremos.
Y que conste que esa inclinación nacional, tuvo un envite local y extranjero de unas dimensiones nunca, antes, vistas. De estos ataques y de la respuesta nacional, debemos tomar debida nota y actuar sin demora en desbaratar al enemigo nacional y extranjero de una vez por todas.
No podemos ser tibios en dejarlos por ahí vivitos y coleando, so pena que fortalecidos ellos y debilitado nuestro gobierno, ganen las próximas.
La UNE, el Grupo Semilla y CODECA, fueron ampliamente derrotados; sí, perdieron la batalla, fueron derrotados y el ganador, en este caso el médico Alejandro Giammattei, el triunfador, debe pasarles la factura total, sin misericordia ni consideraciones, como corresponde a una auténtica rendición.
Rendición que debe incluir las instituciones de gobierno que se plegaron a los espurios intereses de los derrotados y que son a las que me refiero al recomendar “preparar la cancha”.