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Brújula

Acciones, no palabras...
Fecha de Publicación: 27/02/2019
Tema: Política
 
La cumbre del Grupo de Lima llevada a cabo en Bogotá, la mañana de este lunes 25 de febrero, que miles de seguidores de Juan Guaidó esperábamos con ansiosa ilusión, al menos en mi percepción, deja sentimientos de frustración e incomprensión, de perplejidad, de cubo de agua helada en la espalda.

¡Ni intento pensar en la guerra interna que libra el Presidente Encargado, Juan Guaidó! Quién, luego de la accidentada jornada del sábado 23 de febrero, en que la determinación de entregar la ayuda humanitaria a Venezuela, Sí o Sí, y en la que su fe en la conversión de las fuerzas armadas y la de casi un millón de voluntarios que esperaban los camiones de medicamentos y alimentos en la frontera de Venezuela, falló estrepitosamente siendo cobardemente abatida por las huestes criminales del régimen usurpador, pues lejos de unirse a la cruzada humanitaria, la redujo con balas, golpes y gas lacrimógeno.

¿Cómo comprender, dentro del contexto del accionar criminal de Maduro, las cobardes masacres y la quema de camiones cargados de medicina y comida, la letanía de puntos resolutivos leídos por el Canciller colombiano Carlos Holmes Trujillo? Voz enérgica, acento grave, en la cual que se decide continuar con la opción diplomática… percibida más como un contrasentido que, lejos de inspirar fuerza, inspira debilidad, un temor a involucrarse militarmente para respaldar su convicción de derrotar al narco tirano. Que en cierta forma y a pesar de la generosa solidaridad de Iván Duque, del Grupo de Lima y del admirable y valiente rol de Luis Almagro, condena a los venezolanos a una espera indefinida y sin proponérselo deja al Presidente Guaidó en un papel incómodamente torpe.

¡Pero por Dios Santo! ¡Si la estrategia diplomática ha fallado! Contar con el cambio de consciencia de las fuerzas armadas, leales a Maduro es una insensatez, peor aún, si, como lo están haciendo, vuelven a insistir en que los jóvenes de la oposición, que sacan el pecho y exponen su vida, pasen nuevamente por la humillación de “implorar” a sus agresores para hacerlos cambiar. ¿Dónde se ha visto semejante locura? ¡Y así, nuevamente, se descarta la opción militar para el acompañamiento del ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela! Se descarta una coalición militar para extirpar de una vez por todas al clavo enconado que es Maduro

Durante varios años, el mundo ha sido mudo testigo, tanto de desoladores reclamos documentados, como de desgarradores llamados de S.O.S. que algunas jóvenes mujeres han enviado a través del internet y de las redes sociales.
https://www.youtube.com/watch?v=n9ZqUI3fUSY

Y es que ante los múltiples y trágicos sucesos que han mantenido a Venezuela, en vilo; de rodillas, durante años, se hace imposible ser indiferente o tibio o abstraerse del escenario de dolor, de la miseria y de los horribles padecimientos que durante tantos años ¡día a día! vienen afligiendo a nuestros hermanos venezolanos ¡Demasiados años! ¿Para que la consciencia si, cobardemente, su voz es acallada?

Tal y como suele hacer la ONU…

La ONU, que desde algún tiempo atrás, dio un considerable giro hacia la izquierda, se ha parcializado. Más, independientemente del “color” de la ideología, por mera decencia, desde 2014, debiera haber agotado todos los esfuerzos posibles para liberar a los venezolanos del diario tormento en que vienen tratando de sobrevivir.

Pero el 23 de enero recién pasado, dentro de un panorama geopolítico que favorece la causa opositora del cautiverio venezolano, hubo un cambio repentino y radical en Venezuela. Un inesperado rayo estruendoso que conmocionó al mundo entero. Una nueva luz de esperanza encendió el firmamento de los ánimos valientes e incansables del pueblo venezolano que, con el alma abierta en las calles, empezó a respirar aires de libertad y a reconquistar todos los rincones de su país.

Con fuerzas renovadas, infundidas por el apoyo de los países del Grupo de Lima*, que por fin hicieron eco a sus voces de auxilio y, ante el vacío creado por el nombramiento presidencial ilegítimo de Maduro del 10 de enero de este año, la Asamblea Nacional, basada en ley, aprovechó la providencial apertura del espacio que permitía, sin violar el orden constitucional, nombrar al presidente de la Asamblea Juan Guaidó, como Presidente Interino de Venezuela para empezar a recuperar la institucionalidad.

*Constituido por los gobiernos de 13 países de América: Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Estados Unidos y Canadá.

Ante una multitudinaria asamblea al aire libre, Juan Guaidó, bajo el domo azul del cielo, tomó el juramento que formalizó su compromiso como presidente encargado de Venezuela.
 

El proceso marchaba de prisa, el mundo democrático no tardó en reconocer la legitimidad del nuevo presidente encargado. La salida de Maduro era inminente, cuestión de pocas horas o un par de días nomás. Venezuela pasa por una crisis humanitaria que apremiaba aliviar. Guaidó ofreció ocuparse de esa urgencia.

Entonces apareció la ONU, en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad en Otowa.

Cualquier persona que hubiera escuchado los argumentos presentados ante el Consejo de Seguridad de la ONU, por los cancilleres de países afines al gobierno de Venezuela, habría creído que Venezuela no tiene problema alguno. Allí, según el canciller venezolano, Jorge Arreaza, reina la paz, no hay tal crisis humanitaria, el pueblo, mayoritariamente, respalda a Maduro y todo marcha bien, a excepción de los problemas creados por las ansias expansionistas del imperio presidido por Donald Trump. Quien planea quedarse con el petróleo y otros recursos minerales de los venezolanos.

Desde entonces, esa es la narrativa que, en vez de ser descartada como la sarta de mentiras y la basura ideológica que es, la ONU viene validando, en contra del reconocimiento de 60 países a la presidencia del heroico Juan Guaidó. Y desde entonces supe que la ONU sería incapaz de resolver nada que se empantanaría en palabras mientras Venezuela podría esperar los ¿60 años? Que los cubanos vienen esperando para liberarse de la cadena castrista…

A pesar de la pequeñez de mi voz, hago un portentoso llamado al honorable Grupo de Lima: Acción, no más palabras