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Lectura Recomendada

Carta a Luis Von Ahn
Fecha de Publicación: 09/09/2018
Tema: Guatemala
 
Carta de refutación a Luis Von Ahn, en relación a su respuesta al artículo de Mary Anastasia O’Grady titulado “El presidente de Guatemala defiende la democracia contra la ONU” (Guatemala’s President Defends Democracy Against the UN).

Estimado Luis,

Permíteme presentarme: Soy Gabriela Aparicio, de Guatemala. Mamá de dos chicos adolescentes. Estudié en Guatemala y me dediqué a dar tutorías a niños con problemas de aprendizaje o inmadurez para el aprendizaje durante años. No salí de Guate para estudiar en alguna universidad en el extranjero, tampoco tengo premios o reconocimientos internacionales. No he fundado empresas ni sacado doctorados.

Mis logros se centran en dar apoyo y subir la autoestima de pequeñines que tienen capacidad pero no aprenden igual que los demás. Mi reto es educar a mis hijos con valores universales (que hoy día parecen no estar de moda) como el respeto, la honestidad, la humildad, la justicia, la tolerancia, la perseverancia, entre otros. Mi premio es verlos crecer y alcanzar el éxito, cada uno en el área de su interés. Soy también parte de una comunidad católica que ayuda y apoya múltiples causas sociales y me siento multimillonaria en saber lo mucho que valgo y lo importante que soy para Dios, mi Padre. Esa soy yo.

Como indicas en tus propias palabras, ni te metes en la política del país ni entiendes muy bien la situación. Aun así, tienes todo el derecho de dar tu opinión al respecto. Sin embargo, lo que me parece absolutamente negligente de tu parte es que, sin entenderla ni conocerla utilices tu plataforma de “guatemalteco famoso y exitoso” para hacer comentarios en campos que desconoces. Si fueras responsable, hubieras ahondado un poquito en el tema para luego opinar de manera inteligente, porque estamos claros que tu inteligencia está muy por encima del rango promedio.

En tu opinión, la corrupción gubernamental es el principal problema que Guatemala necesita resolver antes de seguir progresando como país. Sin conocerte en lo personal, me atrevo a deducir que eres un hombre que se cuestiona, por lo que te hago la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos tener gobernantes honestos? ¿Cómo cambiamos una cultura donde el “chispudo” es el que más se aprovecha? ¿Acaso no es con educación? Y, para aprender, ¿acaso no necesitan los alumnos salud y una buena alimentación (entre otro montón de factores físicos, afectivos, ambientales, sociales, familiares, etc.)? Como bien dices, el tema es sumamente complejo.

Tú aseguras que el expresidente Otto Pérez Molina y su vicepresidenta Roxana Baldetti están en prisión, gracias al apoyo investigativo de la CICIG, y ¡sin derramar una gota de sangre! Te aclaro que fuimos nosotros, los guatemaltecos que vivimos en Guatemala, quienes con nuestra protesta y presión sacamos a ese par de malos gobernantes del poder, apoyados por la Embajada de EEUU. Yo estuve allí, con mis hijos, y manifesté mi rechazo junto al de miles de guatemaltecos hartos del cinismo de nuestros gobernantes. No fue la CICIG. Permíteme aclararte, además, que ambos personajes, Otto y Roxana, aún se encuentran pendientes de juicio y no han sido vencidos en juicio ni encontrado culpables, por lo que podrían salir libres, o no.

El trabajo del Ministerio Público y de la CICIG ha sido mediocre, sesgado, las pruebas que recogen no son contundentes, coaccionan a testigos, presentan testigos falsos, manipulan evidencia y son una “medicina mucho peor que la enfermedad. No se puede combatir la impunidad con impunidad. Simplemente no es válido ni viable.

La CICIG ha atentado contra la presunción de la inocencia y no respeta el debido proceso de sus víctimas y se convirtió en verdugo de muchos guatemaltecos productivos y de quienes no se prestaron a servirles como testigos falsos de sus casos mediáticos. Agrego que “mediatizar casos” ante la opinión pública en general solo sirvió como un circo, como un espectáculo.

Además, la CICIG ha polarizado a nuestra sociedad, ha abusado al entrometerse en asuntos internos del país y se ha extralimitado en su mandato (presionando diputados e intentando hacer reformas a nuestra constitución y enmiendas a nuestras leyes). ¿Sabías que en Guatemala hemos estado a punto de perder nuestra libertad democrática?

Yo no soy política, no pertenezco a ningún partido, pero sí he estado presente, como representante de la sociedad civil en el Congreso, apoyando a los diputados valientes que, con coraje, fuerza y firmeza, se resistieron a las presiones de Iván Velázquez y Todd Robinson. La CICIG que tú defiendes en tu carta quiso promover una dictadura jurídica en el país que dices conocer, a través de su propuesta para un Consejo Nacional de Justicia. ¡Menos mal se topó con guatemaltecos comprometidos que amamos la libertad y soberanía de nuestra hermosa Guatemala!

La justicia debe ser imparcial y la lucha contra la corrupción es necesaria. Pero aquí en Guatemala, nadie mueve un dedo por defender la violación de los derechos humanos a la vida, libertad y seguridad (ciudadanos comunes y pilotos de bus mueren a diario en manos de sicarios y mareros; campesinos alentados por diversas oenegés destruyen, queman, invaden plantaciones; paralizan inversiones que generan desarrollo como hidroeléctricas y minas; bloquean el derecho a la libre locomoción afectando el comercio interno en general y a cada ciudadano en lo particular). ¿Acaso vemos al “Procurador de los Derechos Humanos”, a la CICIG o al MP hacer algo?

Los delincuentes andan sueltos por la patria y con libertad de acción porque no hay castigo para ellos, porque la PDH los defiende, así como defiende a la CICIG en su extralimitación de acciones.

Parte de la solución para que Guatemala camine hacia un mejor futuro es que sus ciudadanos, como tú y yo, nos comprometamos a hacer un mejor país y que nos involucremos en la política, exigiendo a nuestros gobernantes transparencia y buen actuar. No podemos poner toda la responsabilidad en manos de nuestros gobernantes. Además, ¿de dónde nos sacamos buenos gobernantes: personas preparadas y que tengan un verdadero plan para encaminar al país hacia un futuro libre de corrupción?

A cada uno le toca cumplir con su ser un buen ciudadano y enseñar con el ejemplo a respetar la ley y los derechos de los demás. Cada granito de arena cuenta.

Los guatemaltecos comunes y corrientes, como yo, estamos hartos de esta intromisión extranjera, de la desestabilización de nuestro país, de que la economía sufra por falta de seguridad y certeza jurídica. Sin embargo, la CICIG está lejos de ser la receta mágica o la solución para nuestros problemas.

Atentamente,

Gabriela Aparicio