Brújula
Guatemala ultrajada
Fecha de Publicación: 01/03/2017
Tema: SoberanÃa
Honroso y triunfal final el de nuestro himno nacional... "Y en sus alas remonte hasta el cielo,
Guatemala tu nombre inmortal"
Más hoy, el nombre y la dignidad misma de nuestro país anda volando bajo, por los suelos, a la altura del petate. Arrastrando la vergüenza de saberse un territorio ocupado, dirigido y ultrajado por extranjeros que, contraviniendo las leyes constitucionales de nuestra república, tanto como violando convenios internacionales; abusan, transgreden y, sin recato alguno, burlan los límites suscritos en los contratos de sus mandatos.
El comisionado Velázquez de la CICIG, el Embajador Robinson y sus pares nórdicos, siempre tan "celosos" en cuidar que los guatemaltecos no infrinjan la ley, la violan constante y flagrantemente.
La pisotean cada vez que opinan sobre asuntos de carácter interno de nuestra vida nacional que ni les incumbe ni compete a sus cargos. La atropellan cada vez que osan entrometerse en el congreso para intervenir en asuntos que únicamente conciernen al Organismo Legislativo o cada vez que, so pretexto de "ayudar" a distintos sectores de la población con los que están en continuo contacto, ejercen presión para promover la agenda ideológica de su particular predilección.
Tal como sucede ahora con las Reformas Constitucionales y con la controvertida propuesta de modificación al artículo 203 que, mediante la inclusión de la Jurisdicción Ancestral de Pueblos Indígenas terminaría creando un sistema paralelo a nuestro sistema actual de Justicia. Con el agravante que algunos miembros de dichos pueblos consideran constituir 23 naciones...
Y de esa suerte Guatemala, gracias a la intervención de entes internacionales con privilegios excepcionales, se ve “forcivoluntariamente” obligada a cumplir con programas de sueños ajenos y alejados de nuestra realidad que han sido abstractamente diseñados desde el exterior con hormas político-ideológicas de corte sajón. Mismos que hoy tienen a Guatemala arrodillada, a la gobernabilidad atada de pies y manos y al país en caos.
En ese escenario de agudizados conflictos de interés, resulta del todo ofensiva la decisión del Secretario General de la ONU, Antonio Gutiérrez, de darle el espaldarazo de "apoyo" a la CICIG. Con la inmediata disposición del embajador sueco a aportar $21 millones a la comisión de justicia.
En otras palabras, la ONU justifica y avala la supervisión e intervención, por parte de países “desarrollados”, a inmiscuirse, opinar y actuar en todos los asuntos internos concernientes al quehacer político de nuestro país ¡El único país en el planeta con una comisión semejante incrustada en el mero corazón de su soberanía! Y por si fuera poco, hoy en boga, hasta de jueces con poderes multidimensionales para controlar todos los espacios de la vida nacional.
Justo es reconocer que el comisionado Iván Velázquez ha tenido importantes aciertos en su gestión y éxitos muy aplaudidos en la lucha contra la corrupción al develar algunas estructuras de poder paralelo que desde años atrás vienen saqueando al país. Pero también se ha valido de medios ética y moralmente cuestionables, como la práctica del "colaborador eficaz" para ir tras sus presas. No es igual negociar el precio de la cosecha de algodón, entre dos personas libres que "negociar" la rebaja de sentencia o la libertad con un reo. Repitiendo las palabras del expresidente Álvaro Uribe "El nefasto precedente establecido por el magistrado Iván Velásquez de negociar con presos"
Es necesario además, señalar la magnitud del daño irreparable y destructivo que para nuestro país representa la perversa alianza-sociedad conformada por la CICIG la embajada gringa, diplomáticos nórdicos, organizaciones internacionales de Derechos Humanos y toda la batería pesada de la ONU.
Entes extranjeros ¡todos! con desmedido poder extraordinario para inmiscuirse en la arena política guatemalteca, cuyos nefastos efectos, no solo están desarticulando las bases de todas las estructuras que sostienen al país, sino que, ademas, tienen a Guatemala en el suelo. Situación que el reconocido analista y politólogo Gustavo Porras describe así:
“Porque no es sólo la superestructura institucional la que cae, sino también están por el suelo los fenómenos de base que la generan, de manera que es imposible pensar en una recomposición de corto o mediano plazo, o de una recomposición a secas. La purga emprendida bajo el manto de la CICIG se ha desarrollado en un ambiente de linchamiento que ha llevado a niveles no conocidos el desprecio a la autoridad, a la función pública y a la política: ¿cómo remontar esto en el futuro? ¿A través de una autoridad de ocupación o echando mano de títeres?”
Tomado de Gustavo Porras, columna Reflexiones: “Estado Colapsado: ¿Qué más?”
Febrero 13 de 2017