Jack Goody (1919-2015) fue un antropólogo británico, especializado en culturas tradicionales africanas, que en a partir de los años 80, ya con un notable bagaje intelectual a sus espaldas, decidió emprender la ardua tarea de desmontar el eurocentrismo dominante en las Ciencias Sociales, no solo en Gran Bretaña, sino en el mundo académico en general.
En esa línea publicó Capitalism and Modernity. The Great Debate (Polite Press, Cambridge, 2004), abriendo una interesante discusión sobre uno de los mayors logros de la civilización occidental: el capitalismo.
Goody reconoció sin ambages que a partir de la Revolución Industrial inglesa de la segunda mitad del siglo XVIII, Europa despegó social y económicamente respecto al resto del mundo.
Pero, ¿cómo lo logró?
El antropólogo británico no nos da la respuesta, pero sí anula muchas de las explicaciones dadas hasta ahora y basadas, esencialmente, en la excepcionalidad del caso europeo desde mucho antes del siglo XVIII.
Para ello, Goody comienza con la Europa del final de la Edad Antigua y la Edad Media, mostrando la superioridad tecnológica y social del mundo islámico y sobre todo China. Al llegar al siglo XVI, con la afluencia de los metales preciosos de América a Europa, pareciera que este continente se pone en cabeza en la creación de riqueza, pero Goody vuelve a demostrar, como la producción comercial y artística de la época Ming en China, contemporánea de esa Europa del XVI-XVII, no se queda atrás de los emprendedores de la Revolución Científica o los artistas del Renacimiento y el Barroco.
Finalmente, Goody repasa todas las otras supuestas ventajas de Europa: el auge de la vida urbana y las relaciones de libertad ahí establecidas, la importancia del comercio internacional, el éxito del dinero, incluyendo el papel moneda, la división del trabajo o la difusión de los conocimientos. En todos los casos, el británico es capaz de demostrar que la India y, sobre todo, China poseyó esas ventajas al tiempo que Europa, sino antes.
En definitiva, y en palabras de Goody, “all this means rejecting any extreme version of Asiatic or European exceptionalism” (todo esto significa que hemos de rechezar cualquier versión extremista del excepcionalismo asiático o europeo).
La pregunta entonces queda abierta: por qué la Revolución Industrial en Gran Bretaña y por qué en el siglo XVIII. Ya lo dijimos antes, Goody no da la respuesta, pero nos señala los caminos equivocados, esa sensación de creernos únicos en la historia y no parte de una dinámica más general y menos exclusiva de los que nos afanamos en demostrar.
![]() |
Alberto GarÃn |
Doctor en Arquitectura por la Universidad Europea de Madrid Licenciado en Historia del Arte y |
Ver todos`p>